A medida que envejecemos nuestra visión puede resentirse por algunos problemas, e incluso agravarse en el futuro, por lo que es muy importante detectar y prevenir estas dificultades lo antes posible. Hacerse mayor no es sinónimo de pérdida de visión, excepto en el caso de la presbicia, también llamada vista cansada. La vista cansada se explica precisamente en la disminución de la capacidad del ojo, con la edad, para acomodarse a las distintas condiciones de luz.

De forma que cuesta más tener una visión clara de objetos que tenemos muy cerca, y por eso se tiene a separarlos de nuestros ojos hasta lograr verlos en detalle para realizar actividades tan cotidianas como leer, coser o tareas que requieran precisión.

Otros problemas de visión son la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, que son defectos visuales que suelen aparecer en edades más tempranas, y que cuando envejecemos, es preciso redoblar los esfuerzos para controlarlos, mediante revisiones de la graduación y cambios de gafas.

Las cataratas son una enfermedad que aumenta de forma considerable con la edad, y que tiene, entre los factores de riesgo más habituales, el tabaquismo, el uso de corticoides, la diabetes o problemas de nutrición. Quienes padecen cataratas notan cómo un velo que cubre y dificulta la visión, al reducir el paso de la luz a través del ojo.

Esta lenta disminución de la capacidad de visión, puede ocasionar deslumbramientos, visión borrosa, distorsiones e incluso visión doble. Afortunadamente las cataratas son reversibles con una sencilla operación.

En el caso del glaucoma, el nervio óptico sufre una presión ocular elevada, y es muy difícil de detectar hasta que la enfermedad está muy desarrollada. Provoca una reducción del campo visual que puede llegar hasta la ceguera en algunos casos. Para el glaucoma existen muchos tratamientos, lo que resulta imprescindible es el buen cumplimiento de las indicaciones que nos facilite el especialista en oftalmología.

La retinopatía diabética es una complicación derivada de la diabetes. Suele provocar una especie de manchas en el campo visual, debido a la presencia de hemorragias en la retina o mala visión central. Pero, como no suele dar síntomas, es muy importante la detección precoz.

Finalmente, aunque existen muchas enfermedades de la visión, una de las más habituales es la degeneración macular asociada a la edad. Consiste en una lesión de la retina especialmente en la mácula, una de las zonas más sensibles del ojo y que permite la visión de cerca. Conlleva, a partir de edades avanzadas, un descenso muy acusado de la agudeza visual, e incluso una visión deformada de las cosas, sobre todo cuando en las distancias cortas.

Recuerde:

Para prevenir y detectar problemas de visión, acuda de forma periódica a la revisión de salud.

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