Enviado por En buena edad el Mié, 11/04/2018 - 13:08

¿Qué es el examen de salud para personas mayores de 65 años?
El examen de salud para personas mayores de 65 años es un programa dirigido hacia las personas mayores de 65 años, cuyo elemento fundamental es la promoción del envejecimiento saludable, el empoderamiento de las personas mayores y  la detección precoz de la fragilidad. 

¿Cómo saber el nivel de autonomía personal?
El examen de salud para personas mayores de 65 años estratifica en función de la capacidad que tienen las personas para realizar las actividades cotidianas de la vida diaria como lavarse, vestirse, comer o desplazarse. 
En función de esta capacidad podemos considerar que las personas son autónomas cuando son capaces de realizar por sí mismas todas las actividades de la vida diaria. Se consideran personas con riesgo de fragilidad funcional cuando alguna de estas actividades pueden estar mermadas y se consideran personas en situación de dependencia cuando para más de una de las actividades de la vida diaria requieren el apoyo de otra persona. 

¿Dónde se realiza el examen de salud de personas mayores de 65 años?
El examen de salud para personas mayores de 65 años es un programa que se desarrolla, fundamentalmente, en los centros de salud de Atención Primaria. 

¿Qué profesionales participan en el examen de salud para personas mayores de 65 años?
Los y las profesionales que participan en el examen de salud para personas mayores de 65 años son profesionales de Medicina de Familia, Enfermería de Familia y de Trabajo Social, realizando una atención compartida. 

¿Qué actividades propone el examen de salud para personas mayores de 65 años?
Para las personas mayores autónomas se proponen actividades de promoción de salud como el fomento de una alimentación saludable y de actividad física; seguridad en el entorno; detección y prevención frente al consumo de tóxicos como el alcohol y el tabaco; gestión emocional; vacunaciones, uso adecuado de los medicamentos y cribados en función de la situación basal de la persona.
Para las personas con riesgo de fragilidad funcional se harán determinadas pruebas para confirmar este riesgo, así como para detectar de forma precoz el riesgo de caídas. A este grupo de personas, además de todas las actividades propuestas para las personas autónomas (alimentación saludable, actividad física, seguridad en el entorno consumo de tóxicos, gestión emocional, vacunaciones, uso adecuado de medicamentos y cribados), se realizarán intervenciones específicas sobre el riesgo de caídas, así como una valoración integral que determine qué proceso está incidiendo en la disminución de la capacidad funcional.
Para las personas en situación de dependencia, el criterio fundamental es realizar una valoración integral adaptada y realizar un plan terapéutico en función de los factores de riesgo y de las necesidades de cuidados detectadas, teniendo también en cuenta a la persona o personas que las cuidan.
 

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